sábado, 23 de octubre de 2010

Historia. Capitulo 6

Estoy cansada, pensé para mi misma y abrí los ojos. Me di cuenta de que me encontraba en mi cama. Cuando me acordé de todo lo que había pasado me sobresalte. Como había llegado a parar ahí. Y Adrian? donde estaba? Que le había pasado a Oz? -Tranquila chica- Dijo una voz fina. -De que te preocupas, si ya estas a salvo. Todo es mejor que esa casa.- Bien, perfecto. Ahora tenía una salamandra de mascota. Salí de las sabanas y fui a la cocina en busca de un poco de agua. Me sobresalte cuando vi a Adrian. Corrí hacia él -Estás herido? Qué a pasado? Y el carrusel? Tu me trajiste aquí? Y Oz?- Adrian  me paró en seco. -Cómo supiste del carrusel? Y quien te ah contado sobre Oz?- Lo miré incredula.- Cómo que cómo supe, es lo que pasó. La rueda de la fortuna se calló y no te encontré y de pronto vi a ese chico raro con pelo castaño, Oz y ...-  Al pronunciar aquellas palabras Adrian se puso serio instantáneamente. Abrió los ojos como platos, dio media vuelta y camino hacia la puerta, dispuesto a irse. Lo atajé de un brazo. -Adrian? A donde vas? Que está pasando?- Adrian soltó su brazo con brusquedad y me miró a la cara. -Tu te desmayaste en la rueda de la fortuna y te traje hasta casa, no pasó nada más. Recién vi en la televisión que esa misma rueda se había caído minutos después de irnos. ¿Como es que lo supiste?- Lo miré incrédula -No, no fue así. Nosotros caímos con la rueda y.. y.- -No, Nail.- -Pero tengo pruebas! Cuando fui a aquella casa con Oz me caí por la puerta y la salamandra vino conmigo.- Me fui corriendo al cuarto con la intención de que me siguiera, pero cuando abrí la puerta, con Adrian atrás miono me pude mover. Estaba congelada, calada hasta los huesos por el frío infernal que hacía allí dentro. Adrian se trabo conmigo, no hacía nada, estaba quieto, pero amagando a caminar. No escuchaba y ni parpadeaba. De pronto, algo llamó mi atención, la salamandra me miraba muy atentamente. Cuando tuvo toda mi atención salto en el aire, dio un rol y se convirtió en una sombra fantasmal blanca y mortecina. Al rozar mi oído murmuro cantando:

La aguja del reloj señalo tu sombra
El ojo miró al pasado y la sonrisa salió a bailar
Las raíces del tesoro rojo están en ti
Ve por el camino equivocado, que te derrotarán.

Y con eso desapareció. Adrían me estaba diciendo algo, pero no podía sacarme de la cabeza esas palabras. Cuando volví en mi escuche.. -Yo ahora tengo que hacer un par de cosas, pero vos tratá de descansar y después me contas mejor como fue todo.- Con un beso en la frente se despidió de mí y yo me quede ahí muda y sin hacer ningún movimiento. Lo único que me hizo reaccionar fue el miedo de olvidarme lo que me había dicho la salamandra. Rápidamente fui a buscar papel y lápiz y cuando lo anoté, medité hasta la medianoche.

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