martes, 15 de junio de 2010

Historia. Capitulo 5

El día era soleado y perfecto. Yo llevaba un vestido claro con detalles de flores y unas sandalias con taco. Me había dejado el pelo suelto y lacio. No me había costado mucho elegir mi ropa ya que estaba guardando ese vestido para una ocasión especial. Cruzé la esquina y pude ver la punta del monumento entre los árboles. Ya estaba cerca, a media cuadra. Cuando llegué lo encontré esperando, con sus manos en los bolsillos y respaldado en la base de la estatua. Me lo quedé mirando por un segundo, contemplando, hasta que él cruzó su mirada con la mía y sonrió. Se adelantó hacia mi. Muy, muy cerca se paró e inclinó su cabeza. Yo me ruborisé. Me dió un beso en la mejilla, me agarró de la mano y me llevó a caminar. -¿A donde pensamos ir?- pregunté un poco ansiosa -A divertirnos- me respondió. Llegamos a un parque de diversiones. La verdad nunca supe muy bien si me gustaban ese tipo de cosas, pero me gustó la idea. - Waa, ¡que divertido!- me entusiasmé. -¿Alguna vez habías venido a uno?- me preguntó. -No, esta es mi primera vez- dije sinceramente. En otros casos hubiera dicho que ya había venido, que me encantaba y que me divertia mucho. Pero con él era diferente, no tenía que avergonsarme por "no tener infancia" como dirian muchos. -También la mía- dijo y entramos. Realmente creo que es imposible que haya algo más divertido que una montaña rusa. Cuando terminamos con la primera vuelta, quería subirme otra vez pero tenía verguenza de que a él no le agradara la idea. Al fin al cabo nos subimos 4 veces, y puedo asegurar que no por decisión propia. Hubieramos hecho un 5ta vuelta, pero el notó que yo ya estaba un poco mareada y me dijo -Tomemosnos un descanso- Y nos dirijimos a la rueda de la fortuna.
Cuando estuvimos ya sentados, yo mire por la ventana. El paisaje era hermoso, se podia ver el rio que daba limite a la ciudad, y creanme, eso estaba lejos. Los arboles bailaban al compas del viento y las hojas temblaban al sentir el frio. Algunas nubes se podian ver en el horizonte, aun un poco ocultas. Miedosas del sol. -Hace mucho tiempo existio un anillo,- comenzo a decir el -que adivinaba la fortuna de la gente en el amor. Como era perfectamente redondo lo llamaron rueda de la fortuna.- Termino, yo no preste mucha atencion a la historia hasta que el volvio a retomar. -Supongo que por eso la llamaron asi.- -¿En verdad existio?- pregunte. -Si, porque se que Draw, una de las tantas de las brujas que quiso robar ese anillo esta en el infierno. Ella me lo contó.- -Oh, ¿asi que hizo muchas cosas mal?- -En realidad es por que no queria ir al cielo, digamos que el blanco no le queda.- bromeo. Yo solte una leve risita. El curvó su sonrisa y luego me besó. Musica empezo a sonar, leves notas. Tocandolas suavemente, algo suave y divertido. Jugueton, triste de alegria. Como una nota aguda junto con un pulover arido. Muchas sensaciones, que con los anteriores no habia experimentado. Donde mi mente y mi corazon se empezaron a abrir a un sinfin de significados para ese momento, ese lugar, ese sentimiento. Volandome en mis pensamientos cai arriba de el. No me importo. En verdad fue mucho mas comodo estar en el piso que doblados sobre el asiento. Me di cuenta de que cuando el me abrazaba perdia cualquier contacto que tenia con las leyes de la fisica, tales como la gravedad. Me golpee la cabeza al instante de que los alambres se soltaron. Era oscuro y existia un dolor sordo cerca de mi oreja que hacia que deformara la cara por la angustia. Aun asi podia sentir que estaba comodamente sujetada por fuertes brazos. Pense que era de Adrian asi que me agarre aun mas fuerte de ellos. Cuando mi mente estuvo lo suficientemente clara y calamda como para abrir los ojos, me di cuenta de que Adrian no era el que me estaba cargando, sino un chico de pelo castaño y ojos color azul ultramar, profundos. El se dio cuenta de que yo ya estaba despierta y al mirarme me sonrió.
Preferí guardar las preguntas para cuando estuviera segura en tierra. Me quedé callada, mientras caiamos delicadamente sobre un arbol. Me acomode, respire un poco y empezé -Quien eres tu?- No me respondió en cambio, me tapó la boca con su mano y espero silenciosamente. Solo se sentía el ruido de las hojas, el canto de las cigarras y el aleteo de algunos pajaros, lo que me daba a entender que no tenia la menor idea de donde estaba. Cuando dejó libres mis labios para poder hablar, no me dio oportunidad ya que el ya estaba explicando. -Me llamo Oz , mucho gusto.- Y me tendió la mano, yo no se la dí, desconfiando. -Donde esta Adrian? Que paso? De do..?- -La rueda de la fortuna calló accidentalmente, cuando estaba pasando y ví que vos estabas callendo por el aire. Respecto al idiota que te acompañaba, no se que le paso, ni me interesa.- me dijo. -Como puedes llamarlo idiota? Ni siquiera lo conoces! Asi que llevame de regreso.- -Si lo conosco, soy su primo.- Bien, ahí aclaro la gran duda de porque tenia poderes sobrenatruales.- Tal vez debí expresarme más claramente. Soy el tercer hijo de Shinigami (muerte), sobrino de Ades, dios del infierno y de Rojo, por ende primo de Adrian.- -Aguarda, aguarda. ¿Ades no sería lo mismo que Rojo y Shinigami.- -Em, en realidad no.- Me dijo bajandome del arbol y empezando a camianr. -Como verás son tres hermanos, y no es que son lo mismo en diferentes culturas, es que el hombre de algunos lugares presencio la existencia de uno u otro y empezaron las leyendas, cuentos mitologicos y religiones. Rojo se encarga de la parte administrativa, el hace cuentas sobre la cantidad de ingresos y egresos del infienro en todos los sentidos. Ades se encarga de la parte judicial, si se puede llamar así. El decide quien entra o no en el infierno y la condena que le toca. Por otro lado, mi padre, Shinigami se encarga de llevar a los elegidos al infierno y de toda la parte transitoria.- Wow, nunca pensé que el infierno sería una estructura tan compleja. Realmente pensé que la magia o algo así hacía todo lo que acaba de nombrar Oz.- Osea que son una gran familia.- -Si, es cierto, igual tambien esta compuesta por brujas, demonios, dioses, trols y nifras. No es que todo lo mitológico que conoces sea verdad pero hay un gran parte que se acerca bastante a la realidad.- -Oh- me limite a decir. Nos quedamos en silencio por un largo rato, solo se sentían nuestros pasos sobre las hojas y el pasto. Me di cuenta de que el terreno no era muy concurrido ya que al camino (si se le puede llamar así) estaba interpuesto con varias raíces de los arboles. Ahí es cuando me alerté -A donde me llevas?- -Con Draw- Es lo ultimo que dijo antes de que pudiera divisar la casa de Draw. Después de un par de arboles más pude divisar una pequeña vivienda, hecha de madera ubicada en un gran circulo de tierra, donde no había nada vivo. Parecía no estar habitada hace varios años. Las ventanas estaban rotas y la puerta gastada, las paredes eran de color polvo, tan sucias como el techo, al cual le faltaba la mayoría de sus tejas. Oz cerró los ojos mientras daba un paso desde pasto hacia la tierra muerta, atravesando un columna de agua que se había formado alrededor de la casa. Él siguió caminando a pesar de mis llamados, al parecer no me escuchaba. Finalmente entró en la casa. Yo tenía pocas opciones, o huir o seguirlo. La primera me pareció muy tranquilizadora, lastima que no sabia donde estaba y eso no iba a resolver ninguna de mis dudas. Respire muy hondo y entré dentro de esa burbuja. Pensé que iba a mojarme o a sentir el agua, pero era como una ilusión, al igual que lo que estaba adentro. La choza en medio de la nada no existía más. En su lugar se encontraba una adorable casita llena de vida y armonía, donde había conejos y flores alimentándose del sol a su gozo, como si nunca este fuera a desaparecer. Atravesé el hermoso jardín delantero y crucé la puerta de entrada. Con un chirrido se abrió y me hice lugar entre las... cosas que allí había para poder pasar. Era como si me encontrara en una muestra de arte moderna y muy extraña. Había ojos que se abrían y se cerraban aunque no daban miedo solo un poco de incomodidad. Muchas pinturas llenas de colores y trajes de payasos cuidadosamente colocados en sus respectivos maniquíes, que por cierto también me miraban. En ese cuarto había 5 puertas en total, una por la cual acababa de entrar, otras tres en las paredes sobrantes y una igual en el techo. Decidí ir en la puerta que estaba en frente mío, la de adelante. Cuando entré en la segunda habitación, si se le podía llamar así, me di cuenta que era como un especie de armario muy muy diminuto. Lo único que había allí era un frasco de vidrio, que tenía adentro em.. algo  parecido a una salamandra de color turquesa. Trate de buscar una puerta pero solo había una, y no era por la cual había entrado. La puerta estaba bajo mis pies. Era roja con detalles en oro y estaba mucho más adornada que todas las otras. No me gustaba mucho la idea de seguir ese camino pero era eso o quedarme charlando con la salamandra y las arañas que después logre descubrir en mi cabeza. Puaj, arácnidos. Sin embargo abrir esa puerta  iba a ser todo una acrobacia por que no había suelo donde yo pudiera pararme para abrirla. Todo el piso de ese cuartucho era esa puerta. Agarré fuertemente la manija y tiré con toda mis fuerzas al mismo tiempo que daba un salto. Sí, no tienen que preguntar se abrió y hasta que me di cuenta ya estaba cayendo.

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